El poder de los pensamientos
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El poder de los pensamientos

El poder de los pensamientos

Ene. 2012 · Ximo Estrelles

Sin duda, una de las cosas que me encaminó al estudio y práctica de la psicología  fue el poder de los pensamientos. Dicho así suena extraño, no obstante si nos detenemos en este tema, es difícil no sentirse atraído por la mayor de las capacidades humanas, el razonamiento.

 

Un pensamiento tiene el poder de hacer sentir a una persona invencible o por el contrario,  totalmente vulnerable. Un pensamiento puede fructificar en una gran hazaña o en un terrible error. Los pensamientos son los que día a día, año a año, forjan nuestra manera de ser, sentir y actuar.

 

Reconozco que la psicología cognitiva me apasiona, pues caso tras caso he comprobado junto a mis clientes el poder del cambio de esquemas cognitivos, es decir, de “cambiar el chip”. Siempre llega un punto en toda terapia, en el que el cliente se sorprende a descubrir, como de diferente hubiera sido su vida si siempre hubiera pensado así. Lo que parecía imposible se ha transformado en un cambio natural y obvio y es ahí donde los psicólogos obtenemos nuestra mayor recompensa.

 

Pero, ¿es tan considerable el poder de los pensamientos? Veamos hasta qué punto y sobre todo, por qué. La primera pregunta sería conocer cómo surgen los pensamientos, de qué dependen y ahí entran en juego multitud de variables.  Veamos un ejemplo.

 

Un hombre poniendo la mesa para la cena, ve como se resbala entre sus manos uno de los vasos y estalla contra el suelo, casi al segundo se echa a llorar y acaba sentado en el suelo de la cocina. ¿Qué ha provocado esa reacción?, ¿la simple ruptura del vaso o hay algo más? De partida no es difícil entender que no todas las personas que se enfrenten a esa situación acabarán llorando irremediablemente en el suelo de la cocina, entonces, ¿qué más hay?, ¿de qué dependen nuestras reacciones y emociones?

 

Nuestras experiencias previas, historia de aprendizaje, estado de ánimo, cansancio o incluso alimentación y horas de sueño, son sólo algunas de las variables que sin duda influirían en nuestra respuesta, pero hay algo más, nuestros pensamientos y la práctica de los mismos.

 

La interpretación que hacemos en cada situación, es decir, lo que pensamos en ese momento, marca cómo nos vamos a sentir y en consecuencia cómo vamos a actuar. Volviendo al ejemplo, no es difícil imaginar qué clase de pensamientos inundaron a nuestro amigo. “Soy un inútil, no sirvo para nada, quién quiere estar con una persona así de torpe”. Pensamientos duros, terribles, juicios de valor que practicados día a día, situación tras situación mermarían la autoestima y estado de ánimo de cualquiera. Ese pensamiento frente al simple hecho de romper un vaso, sólo pueden llevar al llanto y a la desesperación… pero ¿está ese pensamiento justificado?, ¿es objetivo y racional pensar de ese modo por la pérdida de un simple vaso? Por supuesto que no.

 

Pensemos ahora en la posibilidad de un pensamiento alternativo, algo que podría haber pensado en otro momento. “Qué mala suerte!!! He estado un poco torpe, tendré que ir con más cuidado”. ¿Cuál sería entonces la reacción? Seguramente una cierta molestia, pero nada más allá de una emoción controlada.

 

Adquirir la capacidad de modificar nuestros pensamientos y nuestra manera de interpretar las situaciones, nos ayudará, con la práctica diaria, a ser personas más racionales y en definitiva, más felices y equilibradas.

 

La práctica diaria de determinados estilos de pensamientos, maneras de pensar, acaban definiendo nuestra manera de ser, de sentir y de actuar. En ocasiones estos esquemas cognitivos son dañinos para la persona y acaban por provocar problemas emocionales como ansiedad, basados generalmente en miedos desproporcionados, o depresión, basados en sentimientos de inferioridad, pérdida o desesperanza. De igual modo que hemos adquirido ese estilo interpretativo de la realidad, podemos reaprender un nuevo modo de razonar y pensar, mucho más adecuado y racional. El cambio es posible. Ese es el objetivo de la Terapia Cognitiva.

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