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Efectos psicológicos de la crisis económica

Feb. 2011 · Ximo Estrelles

Perder un trabajo, cambiar nuestro estatus social o económico o incluso abandonar actividades de las que antes solíamos disfrutar como ir al gimnasio o de vacaciones son sólo algunas de las consecuencias que la actual crisis económica puede haber provocado en nuestras vidas. Pocas son las personas que pueden decir que esta situación económica no ha alterado su día a día en mayor o menor medida.

 

Esta nueva realidad, inesperada por la gran mayoría, ha generado alteraciones en los diferentes ámbitos de nuestras vidas. Desde nuevas obligaciones, cambios de roles o estilos de vida, alteración en las relaciones de pareja, cambios de horarios o incluso de casa, así como alteraciones en nuestra autoestima y en la confianza que teníamos sobre nuestra capacidad para enfrentarnos y solucionar los nuevos desafíos.

 

La pérdida de trabajo, que por desgracia actualmente es algo común en muchas personas y familias, supone una clara pérdida de ingresos económicos, pero además implica otra serie de cambios como la pérdida de una de las principales fuentes de reforzadores y de autoestima, predisponiéndonos todo ello a sufrir mayores niveles de ansiedad y/o estrés, lo que, en un buen número de casos, puede acabar generando un bajo estado de ánimo.

 

 

Si esta situación se prolonga, puede aparecer un sentimiento de desesperanza al imponerse la sensación de no contar con los recursos para superar la nueva realidad, la idea de no ser capaz de dar solución a la actual situación de desempleo o de inestabilidad laboral, y tener que hacer frente a la pérdida de ciertos privilegios (cenas, viajes, compras, lujos, etc.) o ingresos económicos. Estos factores pueden acabar provocando problemas emocionales como crisis de ansiedad o episodios depresivos.

 

Fomentar una actitud positiva y optimista, valorando la situación en la que estamos inmersos de forma objetiva nos ayudará a encontrar las fórmulas para hacerle frente y alcanzar nuestros objetivos. Una actitud negativa, por el contrario, en la que los pensamientos pesimistas sean la nota dominante, no sólo no nos ayudará a superar nuestras dificultades si no que puede acabar provocando otros nuevos problemas.

 

En las relaciones de pareja, el compartir un mayor tiempo de convivencia, asumiendo nuevos o diferentes roles (quién compra, quién cuida de los niños, quién realiza las tareas o quién trae el dinero a casa) sumado a los problemas económicos en los que pueda haber derivado la pérdida de ingresos, puede generar problemas de pareja donde antes no los había, siendo necesario mejorar las habilidades comunicativas y las destinadas a la resolución de problemas de manera conjunta, aprendiendo a discriminar qué sensaciones de estrés o ansiedad se generan realmente por nuestra relación de pareja y cuáles por la actual situación económica.

 

El aumentar las actividades placenteras que mejoren nuestro estado de ánimo y suplan aquello que hemos perdido por motivos laborales o económicos, mejorar los niveles de comunicación con nuestra pareja así como adquirir ciertas habilidades sociales, de búsqueda activa de empleo o de resolución de problemas será básico para hacer frente a los nuevos retos.

 

La vida es sinónimo de tener problemas y en la medida que sepamos enfrentarnos a ellos, seremos capaces de alcanzar nuestros objetivos. Ser objetivos, mantener una actitud positiva y replantear nuestros objetivos nos ayudará a tomar las decisiones adecuadas para solventar las dificultades, a detectar las habilidades que necesitamos para conseguirlo y a convertir una crisis en una oportunidad.

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